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La Mente

Todos sabemos que la mente tiene relación con nuestros pensamientos. Sin embargo una cosa son los pensamientos y otra la mente. Hoy en día la neurociencia ha demostrado la relación que tienen las emociones, los pensamientos y la atención; con el cerebro.

Determinadas áreas del cerebro se “encienden” cada vez que el individuo fija su atención en algún aspecto específico, o si siente alguna emoción determinada.

El cerebro es fundamental en la creación de los pensamientos, sin embargo, el pensamiento no es un asunto material. Obviamente el pensamiento es de tipo psíquico y se desenvuelve en el espacio que llamamos “La mente”.

“El universo es la mente de Brahama” xlcvklev (Referencia)

Mente Emisora y Mente Receptiva

Existen dos funciones de la mente:

Mente Emisora: Realiza creaciones mentales como; Pensamientos, Estructuras, Proyecciones.

Este funcionalismo mental es útil para realizar una creación, por ejemplo resolver un acertijo gráfico o jugar al ajedrez.

Se dice que “hay que pensar, antes de actuar”. Sin embargo, al contrario de lo que se cree, el pensamiento como tal no resulta tan útil en nuestra vida diaria, ya que las decisiones conscientes no suelen ser el resultado de una cadena de pensamientos, sino de la “Reflexión”. La Reflexión es un atributo de la “Mente Receptiva” que no tiene ninguna relación directa con los pensamientos sino con nuestra consciencia.

Mente Receptiva: Recibe información, elementos y estados, de nuestro propio mundo interior como interpretación (o reflejo) del mundo exterior.

La Mente Receptiva es la mente de los Sabios.

¿Cómo se entiende esto?

Imaginemos un lago, con un paisaje, árboles y el sol. Si hay viento fuerte, el agua del lago se mueve de forma caótica reflejando una distorsión de colores, donde apenas se puede notar que es cada cosa del paisaje.

Si el viento se retira, el agua del lago se apacigua y el reflejo que produce es una copia exacta de la realidad.

La mente funciona del mismo modo. Si en ella se mantiene un constante flujo de pensamientos, de aspectos inconscientes, diversas emociones y proyecciones, el reflejo que nos entrega de la realidad es distorsionado en función a éstas.

La mente de un individuo común está generando al mismo tiempo un sinfín de diversos elementos en diferentes niveles de nuestro consciente e inconsciente. Basta con caminar durante 5 minutos observando nuestra mente, para verificar que producimos pensamientos y asociaciones a cada momento, siendo éstos solo del área más consciente de nuestra psicología.

Los aspectos más profundos son imperceptibles para el ciudadano común.

Esto genera un gran “ruido” en nuestra mente, no permitiendo el correcto uso de la “atención consciente”.

Si por el contrario, se logra disminuir el flujo de pensamientos y asociaciones, llevando la mente a un estado reflexivo – receptivo, el reflejo de la realidad que vamos a obtener tendrá relación directa con la realidad en sí.

Esto explica por qué cada quien ve lo que quiere ver, y por qué todos tenemos un punto de vista diferente para el mismo objeto en observación.

También demuestra que la “realidad” no la conocemos, algo que ya está demostrado con los avances modernos de la neurociencia.

¿Qué recomienda la Cultura Gnóstica?

Un gran maestro de la humanidad nos dijo: “La mejor forma de pensar, es no pensar”.

La Cultura Gnóstica enseña a liberarnos del gran caudal de “ruido” de nuestra mente. Liberarnos de pensamientos, asociaciones y proyecciones que nos alejan de la realidad.

A través de la práctica de la meditación (1/2 o 1 hora diaria), la Mente se educa a permanecer en receptividad, en paz interior, en absoluto control de la atención y en posesión de la “facultad reflexiva”.

Al lograr la “atención consciente”, y el “estado reflexivo”, podremos observar con mucha más claridad el transcurso de nuestra vida. Podremos comprendernos a nosotros mismos, a los demás, al mundo y entender el propósito de nuestra existencia.

Quien logre tener la mente a su absoluto favor, será un “iluminado”. Ya que tiene la facultad de ver la realidad.

Le Invitamos querido lector, a meditar una hora diaria. Al principio vamos a creer que no hay cambio aparente. Pero no se desanime, ya que en pocos meses comenzará a encontrar su luz interior. El progreso será gradual, natural, casi imperceptible y de profunda significancia para su ser.

Le deseamos éxitos y está invitado a profundizar en estos estudios para que pueda convertirse en un elemento de cambio positivo para la humanidad que le rodea.

Le Saluda.

La Cultura Gnóstica.

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