El mundo de los sueños
19 septiembre, 2023AFINANDO TU VIBRACIÓN INTERIOR: MANTRAMS Y CHAKRAS
19 septiembre, 2023AGROCULTURA VIDA Y SALUD
El regreso al Edén es por medio de la agricultura. Esta ciencia milenaria, era la primera cultura que enseñaron los dioses a los hombres.
Por eso… toda persona, y joven debe preocuparse por conocer los fundamentos del Agro.
La solución, a los problemas de la humanidad es volver al seno de su madre naturaleza sin que esto implique la pérdida de conocimientos modernos, sino por contrario una integración de hijo- madre, ciencia – naturaleza en armonía.
La agrocultura es la sabia convivencia del hombre para con la naturaleza, el cultivo de las plantas y la cría de animales en armonía con el ecosistema. Una persona culta respeta, profundandamente los procesos de la vida y reconoce que es parte integra de una gran cultura planetaria conformada por todas las especies que habitan este mundo. Para tener dicha cultura se requiere también conocimiento de las leyes que rigen la vida y de los procesos naturales: suelo, ciclo del agua, carbono, nitrógeno, y la fotosíntesis etc.
Cuando se habla de esta formación, hablamos de la integración del hombre para con la naturaleza y la siembra. Las prácticas agrícolas de antes eran diferentes a las que se emplean hoy. La tierra anteriormente solía ser más fértil y los productos tenían mejor calidad; no se necesitaba abonos químicos, ni de control de plagas como ahora, porque la tierra no había sido adulterada y hombre no la violentaba como ahora.
Tenemos que resaltar el hecho que anteriormente el hombre tenía cierta armonía y respecto entre su vida familiar, su vida material y su vida espiritual o religiosa en contexto o interrelación con la naturaleza. En la antigüedad en las culturas de Egipto, Grecia, Maya, etc.; había una integración entre la vida y la tierra como una expresión directa del creador. Los campesinos de antes se maravillaban y asombraban ante el fenómeno de la vida y el crecimiento del cultivo.
Los pueblos indígenas de América, celebraban ritos en los cuales pedían permiso para sembrar y se agradecía a los vientos, el sol y la lluvia por haber permitido tener esa cosecha.
La sociedad contemporánea, ha perdido los valores y el respecto al campo, a la vida ya los procesos naturales. el campesino ya no tiene la dignidad que tuvo hace 50, 100, 500 años. No lo tiene porque el agricultor hoy día compone el nivel más bajo de la sociedad y hasta es despreciado por la actividad que realiza. El campesino es el que sustenta la alimentación de toda la humanidad, con todas sus clases sociales. Todos dependemos del agricultor y la labor tan noble, tan sacrificada que realiza. Por lo tanto, debería ser más valorada.
Anteriormente los abuelos vivían en granjas integrales porque sembraban todo lo que necesitaban, comían de lo mismo que producían, tenían animales que eran su sustento y vivían excelentemente bien. Tenían una integración y respeto por la naturaleza, conocían el comportamiento de la naturaleza, sabían cuando iba llover, o como sería la cosecha.
Hoy en día el campesino ha perdido todos esos valores. Ahora la cultura de los campos es como hacer para sacar la máxima cantidad de dinero de una hectárea de tierra sin importar a que costo; dañándola con tóxicos y venenos, inyectándole a los animales substancias prohibidas, y peligrosas para la salud. Ya no importa que las hortalizas sean sanas. O que nuestros hijos coman productos sanos. Solo interesa progresar materialmente. Ya las granjas no tienen diversidad, existe desde la revolución verde para acá, la cultura moderna de los monocultivos.
Si nosotros queremos garantizar un futuro sano para nuestros hijos y nietos, necesitamos urgentemente cambiar nuestra forma de entendernos a nosotros mismos y nuestro papel como seres vivos, que formamos parte del ecosistema planetario. Por ende, debemos comprender la urgencia de estar en contacto con la tierra, “la Madre Tierra, o la sagrada Pacha Mama”, sino por el contrario regresar a la naturaleza no se debe ver como un retroceso.
Si no una manera de avanzar física y espiritualmente, ya que el cultivar la tierra, sembrar nuestro alimento como lo hacían nuestros antepasados, nos da la posibilidad de tener una vida más sana y nutritiva, alejándonos de los alimentos procesados, que tanto daño causa a nuestro cuerpo.
Se ha comprobado que una alimentación basada en frutos y verduras cultivados orgánicamente benefician enormemente nuestra salud. Y si no miremos asía atrás a nuestros abuelos, con la alimentación de esa época y sin tanta tecnología alcanzaban muchos más años de vida, comparados con la generación de ahora.
QUE BENEFICIOS NOS TRAE VOLVER A LA NATURALEZA:
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- Una vida sana
- Hacernos más sensibles a la vibración de la naturaleza
- La Madre tierra nos va envolviendo en su orquesta de vibraciones, colores, sonidos, llevándonos por un viaje.
- Despertando gradualmente los vórtices y chacras, hasta llegar a formar parte de ese milagro de vida
- Nos confiere defensas para poder luchar contra todos los virus e enfermedades que están azotando a la humanidad.
Al ir trabajando armoniosamente en el campo, con la naturaleza logramos una maravillosa integración, así poder encontrar en ella: en primer lugar, la inspiración, armonía, calma. Y por medio de esa vibración, despertaremos la que en nosotros se haya dormido. Encontrar el camino hacia el progreso y la abundancia integral, material y espiritual.
Pero siempre respectando la vida y por ende la naturaleza no envenenándola con químicos y demás, solo por tener más dinero no justifica la muerte de la tierra.
Qué distinto sería, si los hombres y mujeres se dieran la oportunidad de experimentar, otra vez, la magia de la naturaleza. Volviendo a ser sencillos, enamorados de la Creación, deleitándose con su esplendor en todos los niveles de la vida. Descubriendo los misterios que cada planta, animal, le va develando para una constante inspiración.
La ciencia de la agricultura nos invita a regresar al seno de la “Madre Naturaleza”. Nos invita a comprender nuestro origen, a volver a una vida natural, sin los artificios de una cultura que nos desnaturaliza y nos deforma en todos los sentidos.
La cultura Gnóstica: nos enseña y devela los misterios del agro, y nos invita a estudiar e investigar a cada uno de nosotros, seamos niños o viejos, hombres o mujeres, la maravilla de la integración con nuestra Pachamama; permitiéndonos de este modo, conocer las mejores formas de preparar nuestro suelo y nuestra tierra filosofal, para esperar el nacimiento de flores, frutos, hortalizas, y sobre todo, la luz de nuestra propia conciencia, que será la que alumbre nuestra ignorancia, nuestra vida, permitiendo que se exprese nuestra bendita Madre Naturaleza en nuestra vida y en nuestros jardines y huertos caseros.
Te invitamos a cultivar LUZ…
Es hora de reevaluar nuestros conceptos sobre el campo. No es justa la apreciación de que es impráctico o irrealista vivir en el campo. El futuro de la humanidad está en los campos.
No saber vivir en los campos es señal de un gran vacío cultural en nuestra formación.
Debemos entender la necesidad de hacer las paces con la naturaleza, con la agricultura, familiarizarnos con el campo; y debido a las circunstancias que se están presentando día a día en las ciudades no se nos haga extraño que debamos retornar al campo, y de ahí que no sea tan duro y forzado para nosotros el cambio. Regresando al seno de la naturaleza no lleno de amor y de esperanza, sino llorando y lamentando la comodidad y “seguridad” que teníamos en los pueblos y ciudades.
Debemos analizar el: ¿Por qué del cambio cultural?, ¿Por qué ya no existe la agro cultura?, lo que tenemos ahora es agrodestrucción o agro rendimiento económico, ya no es agricultura, porque el campesino ya no interesado en una calidad de vida integrada con la armonía de la naturaleza.
Reflexionar cada uno por qué no vibramos con él, porque nos gusta más vivir en las congestionadas ciudades y hasta rechazamos la posibilidad de vivir en fincas. Debemos descubrir que nos tiene atados a la mal llamada civilización, y hacer una comparación del pro y los contras de vivir en la ciudad o el campo.