A lo largo de la historia, la humanidad se ha debatido en guerras por el predominio del poder de unos pueblos sobre otros. Hoy por hoy no hay un punto geográfico de nuestro planeta donde no encontremos situaciones de conflicto, violencia, desarmonía, dolor y desolación. Siendo sensibles a esta realidad la ONU (Organización de las Naciones Unidas), desde 1981 estableció el 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz, con el propósito de generar conciencia entre las naciones y los pueblos de cesar los conflictos, y reafirmar su compromiso de vivir en armonía.
En el marco de esta celebración, es importante reconocer el papel fundamental que realizamos cada uno de nosotros para lograr el propósito de vivir en paz. Ya que la sociedad es un reflejo del comportamiento de cada individuo que hace parte de ella. Y ahí entras tú, entro yo, como pieza clave para poder abrazar el tan anhelado sueño de alcanzar la paz. Samael Aun Weor, sabio contemporáneo, nos dice: “Debemos mirar el cuadro en su forma completa, el problema del mundo es el problema del individuo; si el INDIVIDUO no tiene PAZ en su interior, la sociedad, el mundo, vivirá en guerra inevitablemente”. (Educación Fundamental; página 126, editorial C.V.I.)
A nivel personal cuando alguien se refiere a la paz en su diario vivir, lo relaciona con el hecho de estar en ausencia de problemas o conflictos; que todo lo que hace le sale “bien” de acuerdo a su criterio y parecer, por lo general que las circunstancias y quienes le rodean se ejecuten de acuerdo a su perspectiva; ya que sólo quieren que nadie se les atraviese en su camino, aun cuando ellos se tomen por su propia cuenta y riesgo el derecho de molestar y amargar la vida a sus semejantes. Por ejemplo: para los ladrones la PAZ sería la dicha poder robar impunemente, sin que la policía se les atraviese. Las personas no comprenden realmente lo que es la verdadera PAZ interior.
Etimológicamente la palabra paz proviene del latín pax, cuyo significado es entendimiento, pacto o acuerdo. Comprendiendo de esta forma que la paz se refiere a un camino por recorrer y no a una meta lograda. Para empezar a transitar ese camino es indispensable saber: dónde está, hacia dónde quiere llegar, tener las herramientas necesarias para recorrerlo, así mismo saber concebir la vida renunciando a ciertos hábitos y costumbres que obstaculizan ese trabajo interior; el cual de manera organizada, paso a paso, llevará a lograr la PAZ DEL CORAZÓN TRANQUILO.
Dicha paz interior o paz del corazón tranquilo, son estados superiores de conciencia relacionados con: la calma, la serenidad, la empatía, el autocontrol y dominio de las emociones y pensamientos.
A continuación daremos conceptos básicos de estos valores, que desarrollados nos llevarán a alcanzar la paz.
“La suprema belleza sólo puede nacer en nosotros cuando ha muerto el YO en forma radical, total y definitiva” Samael Aun Weor. El Yo al que nos referimos está constituido por todo ese manojo de defectos psicológicos: recuerdos, costumbres, hábitos, manías que no dejan que en nosotros se exprese la auténtica paz. Algunos de ellos son: la soberbia, el orgullo, el egoísmo, la crueldad, la envidia, la rivalidad. Mientras exista en nuestro subconsciente todos esos elementos, indiscutiblemente no podremos encontrar la paz interior, la paz del corazón tranquilo. Ya que toda esa gama de defectos son los que nos impulsan a actuar de forma errática y que no podamos desarrollar dentro de nuestro interior las virtudes o valores que nos permitan sensibilizarnos con la vida.
En tal sentido para contrarrestar las acciones de los defectos psicológicos es indispensable desarrollar:
Poniendo en práctica estos aspectos lograremos desarrollar esa tan anhelada Paz interior. Cambiando el individuo, cambia la sociedad solo así podemos lograr la transformación total.