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El secreto de la felicidad

No existe individuo en este mundo que no anhele o busque la felicidad. Ese objetivo surge, sin pensar, de lo más profundo de nuestro Ser, es algo común, que todos tenemos. Y ello nos impulsa a buscar siempre, de una u otra forma el secreto de la felicidad. Casi siempre de manera equivocada, por ejemplo, intentando llenar el vacío con bienes, con personas, con eventos. Y en esa búsqueda, voluntaria o inconsciente, muchas veces tenemos ilusiones como estas: -Voy a ser feliz cuando me case-

Porque creemos que con la pareja podremos llenar ese vacío. E incluso la responsabilizamos de nuestra alegría o sufrimiento. Entonces se escuchan las famosas frases -Tu eres mi felicidad- o por el contrario -Tu eres la causa de mi sufrimiento-

Otra situación es estar en pareja y pensar  -Voy a ser feliz cuando esté solo- o también -Vamos a ser felices cuando tengamos un hijo-

Y así podemos seguir citando tantas cosas que deseamos y creemos que al tenerlas alcanzaremos la felicidad: una casa propia y además bonita, un coche nuevo, un trabajo diferente, mudarme a la ciudad, mudarme al campo.

La forma en que actualmente funciona nuestra mente, nuestras emociones, nuestros instintos, nuestra psiquis, nos induce a tener esas ilusiones. Estamos educados de esa manera, vivimos en sociedades que nos enseñan eso. Por ejemplo, con el precepto de estudiar muy duro para después ser feliz. Pero no nos hemos preguntado ¿Porqué no ser feliz también mientras estudio?

Y luego de tanto sacrificio, si conseguimos el ansiado puesto de trabajo, vuelve a aconsejarnos el entorno -Trabaja duro para conseguir lo que te hará feliz-

Y la vida pasa, y la muerte llega y el objetivo jamás ha sido alcanzado. Corremos como en una rueda de Hámster, a ningún lado, creyendo que vamos a alguna parte. O simplemente no intentamos nada, porque sentimos que todo está perdido.

Los más optimistas buscan cosas fuera de lo común tratando de hallar el secreto de la felicidad, alguna fórmula mágica e infalible. Muchos intentan encontrarlo en prácticas de alimentación alternativa, vida naturista, extrañas pociones, hábitos de vida diferente, rituales, mantrams, astrología, perfumes, danzas, etc, etc, etc. 

Pero la verdad es que la plenitud de sentirse entero o feliz no podría desprenderse de un sólo elemento material o espiritual. No podría tener el origen en una persona, en un evento, en una sola cosa. La felicidad se produce de una conjunción de elementos y tiene su origen dentro de nosotros mismos.

En busca de la felicidad

En búsqueda de la felicidad auténtica

Si realmente anhelamos la felicidad auténtica y no solamente un placer efímero primero debemos tener en cuenta que nada de lo que existe fuera de nosotros puede dárnosla.Y luego saber que necesitamos observar qué hay en nuestro interior y eliminar todos los aspectos negativos. Elementos nocivos que nos saturan como una neblina oscura y no permiten entrar la luz. Defectos como los celos, el egoísmo, el odio, la codicia. Emociones negativas como la angustia, la ansiedad, el miedo. Es necesario quitar lo que nos sobra para que surja lo que nos falta.

Además, un punto esencial es aprender a lograr un equilibrio que nos permita tener los estados interiores adecuados para los eventos exteriores que estamos viviendo.

“La capacidad para vivir se basa, precisamente, en la forma en que uno acierta a combinar los estados concientivos con las circunstancias de la existencia. Puede darse el caso de que una circunstancia que pudiera ser feliz no lo sea, debido a que no sabemos combinar el estado concientivo con el evento en sí. Cuando examinamos el mundo en el que vivimos, podemos verificar el hecho contundente, claro y definitivo, de que hay personas que querrían ser felices y no lo son.” Samael Aun Weor; El verbo de oro.

De todos es conocido que muchas personas tienen todo lo que supuestamente se necesita para ser feliz, pero no lo son. Y que por otro lado existen personas con tan pocas cosas materiales, o incluso enfermas, que exhalan y hasta comparten su felicidad. Entonces, no es preciso ser demasiado sabio para darse cuenta de que lo material no acarrea precisamente la felicidad.

“Así pues, no es el dinero en sí mismo el que puede darnos la felicidad; todo depende de la forma en que uno sepa combinar los estados concientivos con los sucesos, las circunstancias de la vida práctica.

Si alguien, colocado en magníficas condiciones, no está a la altura de las circunstancias, no sabe combinar inteligentemente los estados concientivos con el medio en que se desenvuelve y vive, incuestionablemente será un desdichado. Empero otro que, aunque esté en circunstancias difíciles, sabe combinar los hechos de su vida práctica con sus estados de conciencia, logra bienestar, prosperidad, felicidad, etc. Así pues, se hace urgente comprender la necesidad de aprender a vivir sabiamente.” Samael Aun Weor; El verbo de oro

La necesidad de un cambio interior

Existe una frase que comúnmente se atribuye a Alberth Einstein, el gran físico alemán y que dice: “No esperes resultados distintos haciendo siempre lo mismo.”

La autoría de dicha oración no está comprobada, pero más allá de eso, ilustra una gran sabiduría. Si observamos detenidamente nuestra vida, nos daremos cuenta de que siempre se va repitiendo nuestra forma de actuar. Y esto debido a que en nuestro interior los elementos son siempre los mismos aunque actúan en diferentes circunstancias. Por lo tanto, siempre obtenemos los mismos resultados.

Por ejemplo: Puede ser que ante una dificultad una persona abandone su objetivo y como consecuencia el resultado siempre será el no alcanzar las metas propuestas. 

Pero si esa persona elimina dentro de si el elemento que provoca esa renuncia se producirá un cambio en sus acciones. Y por consecuencia los resultados también serán diferentes. Ese elemento es un defecto que podría ser el miedo, la inseguridad, la pereza, etc. que al ser eliminado se produce un cambio radical en el interior de esa persona. 

“Si queremos un cambio definitivo de las circunstancias de la vida, se hace necesario que tal cambio se verifique primero dentro de nosotros mismos, si internamente no modificamos nada, externamente la vida continuará con sus dificultades. Ante todo es necesario hacernos dueños de sí mismos. Mientras uno no sepa gobernarse a sí mismo, tampoco podrá gobernar las circunstancias difíciles de la existencia.” Samael Aun Weor

Un camino por recorrer

Como hemos visto en estas breves palabras, la felicidad no se produce con un chasquido de dedos. Pero tampoco es imposible llegar a ella y es natural que sea nuestro más grande anhelo. Sin embargo, para acercarnos a ella primero hay que quererla, saber que se produce de adentro hacia afuera y poner nuestra voluntad para lograrla por medio de un cambio.

La felicidad en el ser humano debería ser algo natural, algo que se siente al ver un atardecer, al oír el canto de los pájaros, al contemplar una bella flor, y en todo momento de la vida. Sin embargo, en esta época en que vivimos, las personas perdimos la conexión con nuestro real Ser, el principio divino que existe en cada uno, del cual emanan la felicidad y la paz. En cambio nos encontramos entre la obscuridad de elementos nocivos para la vida como el rencor, el miedo, el egoísmo, el pesimismo y tantos otros.

A medida en que vayamos limpiando esas malezas y vayamos integrándonos a ese principio divino que existe en nuestro interior podremos ir conquistando el paraíso perdido. Y llegar a ser felices más allá de las circunstancias de la vida, e incluso irradiar aquello a quienes nos rodean.

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